Cuando los sesgos inconscientes son las causas de un ambiente laboral desigual
Recientes estudios afirman que las empresas que reconocen y aprovechan las diferentes culturas, experiencias y opiniones dentro de su fuerza de trabajo, superan a las que son menos diversas e inclusivas. Sin embargo, en la búsqueda del equipo de trabajo perfecto se cae en estereotipos y se adoptan actitudes que llevan a situaciones de desigualdad o discriminación de manera inconsciente y que terminan afectando el desarrollo y progreso del talento diverso en las empresas.
Estoy hablando de sesgos inconscientes, cuando creemos que somos neutrales o inclusivos, pero en la práctica no.
¿Cómo saber si estamos cayendo en estas circunstancias?
Primero, cada vez que usamos frases o palabras excluyentes, por ejemplo “los trabajadores de nuestra empresa” cuando deberíamos referirnos tanto a los trabajadores como a las trabajadoras. Esto refleja la importancia de conocer realmente las capacidades de cada integrante y sumarlas de tal manera que no se entienda al género masculino como el único que aporta a las empresas.
Segundo, cuando modulamos la voz al hablar con mujeres, personas con discapacidad, personas migrantes o personas mayores, como si habláramos con niños.
Tercero, cuando la publicidad a nivel interno o externo de la empresa no representa la diversidad del lugar, no se habla de inclusión y se cae en estereotipos de género. Estos estereotipos a menudo actúan como verdaderas barreras que impiden a las empresas identificar y aprovechar el talento individual.
Es el momento de tomar acción y evitar estas situaciones que impiden aprovechar al máximo el potencial de los recursos humanos y por consiguiente afectar el crecimiento de la fuerza laboral de los países.
¿Sabías que la academia de la lengua de Suecia aceptó como válido el pronombre neutro a petición de una parte de la población, y ahora se utiliza de forma habitual?
Ya sé que vivimos en una era de cambios y que llegar a este nivel implica una serie de retos y transformaciones a nivel micro para poder sentirlo a nivel macro. Por eso, recomiendo hacer posible y visible estos cambios a nivel corporativo, como ya lo he dicho antes,
“Hoy en día, las empresas son consideradas agentes clave para lograr el desarrollo, tanto a nivel internacional como local, porque tienen el poder de generar el mayor impacto”.
Y cuando hablo de desarrollo me refiero al cumplimiento de las responsabilidades y oportunidades que deberían beneficiar a todas las personas, sin importar si son hombres o mujeres, aunque es bien sabido que las mujeres han estado en situación de desventaja por muchos años.
Actualmente las mujeres en Colombia estudian más que los hombres pero consiguen menos trabajo. Y ¿Por qué hago tanto énfasis en las mujeres? de acuerdo con la OIT
“La creciente participación de las mujeres en el empleo aporta mucho a las tasas de crecimiento y la viabilidad económica en el plano nacional”.
Por eso, porque no podemos hablar de un ambiente laboral totalmente inclusivo y diverso sin tener en cuenta a cada uno de los integrantes del equipo y cada una de sus necesidades y talentos. Es así cómo podemos empezar a frenar la desigualdad y discriminación a nivel laboral, promoviendo una pluralidad que comprende y promueve su diversidad y su complejidad, para que cada miembro o integrante de las organizaciones en las que trabajan se sientan identificados, lo cual contribuye, además, con la mejora del clima organizacional.